Cuentos con moraleja.

Cuando, ay inocente, te crees tan dueña de tus sentimientos y crees imposible que estando arriba, en la cúspide, puedas caer al suelo desde tanta altura y en apenas un segundo. Cuando proteges algo de la forma incorrecta y crees que el fin justifica los medios, porque el miedo te ciega y cobarde, sólo así crees que te proteges.

Y te preguntas si los cuentos que te leen tus padres de pequeña con sus moralejas no han servido de nada. Porque eres humana e imperfecta y la práctica es más difícil que la teoría. 

Pero crees en tí, y te asomas honestamente a lo más hondo de tus entrañas y sabes lo que quieres y sabes entenderte y sabes perdonarte a tí misma, porque estás para aprender y ser mejor. Y los cuentos que te contaban de pequeña, ahora son tangibles y ahora los puedes contar tu, porque sabes de lo que hablan.