Llámame antigua...


Últimamente, a mi alrededor he observado que el beso no triunfa, que es una simple moneda de cambio para conseguir algo mucho más grande. Es decir, un puro trámite para llegar al momento sexual. ¡Mal! ¿Dónde ha ido a parar el romanticismo? ¿Por qué los hombres sólo dan besos cuando quieren follar? ¿Por qué nadie encuentra ya excitante los calentones en el portal, en el cine, en un banco sin que vaya a pasar nada más?
No sé, llámame antigua pero no hay nada más sensual que un acercamiento lento, una respiración fuerte y un beso que pare el tiempo. No hay nada más sexual que darte el beso de tu vida y no querer parar.

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