Me VS. Mandarinas

Toda persona de este planeta que me conozca se habrá dado cuenta de que no soporto a ese cítrico naranja pequeño, gracioso y que parece inofensivo, pero que tiene un olor penetrante, pegajoso que invade todos los rincones en los meses de octubre, noviembre y diciembre, para mi desgracia personal.
En el autobús con la calefacción y el sudor de la gente, en la mesa de la compañera de al lado en la oficina, en las mochilas de los niños que van al cole y meriendan, en las escaleras del metro, ¡ESTÁN POR TODAS PARTES!


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