Echo de menos
Es genial cuando viajas y te sientes casi como en casa. Cuando disfrutas de la ciudad en todas sus facetas. Cuando parece incluso que vives ahí. Y sobre todo cuando te sientes la mar de independiente.
El problema, es cuando esa independencia se convierte en melancolía a ciertas horas del día, vease: la noche. La cosa se pone aún peor cuando objetos en la calle se convierten en las personas que echas de menos y ves la cara de tu mejor amiga en un vestido vintage de Brick Lane market, o la de tu chico en todas y cada unas de las bicicletas que hay encadenadas por cualquier esquina...
Pedro y Miguel, os espero con ansia.
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